lunes, 13 de julio de 2015

Principales Plumas Nacionales


Editorial EL UNIVERSAL, Secuelas de la fuga

La captura de Joaquín El Chapo el 22 de febrero de 2014, como la de cualquier otro capo, no hizo que en automático bajaran los niveles delincuencia en el país. Sin embargo, aprehenderlo fue un gran logro porque cada día que seguía libre aumentaba la leyenda del personaje, crecía su importancia simbólica porque habiendo desafiado al Estado mexicano, triunfaba al final.

Parecía que esa historia de enaltecimiento llagaba a su fin, hasta que el pasado sábado 11 después de las 8 de la noche, Guzmán Loera escapó de nuevo. Es más grave ahora que hace 14 años, cuando el capo se fugó por primera vez del penal de Puente Grande, Jalisco, porque en esta ocasión se conocía el riesgo, el antecedente. Porque México se había resistido a la extradición con el argumento de que Guzmán rendiría cuenta por sus crímenes en territorio nacional. Poco más de un año en prisión no lo compensa.

El gobierno del presidente Enrique Peña Nieto tendrá que actuar rápido en dos frentes: recapturar a El Chapo so pena de hacer crecer aun más el nombre del sujeto, y actuar de manera ejemplar contra los funcionarios que permitieron este triste pasaje en la historia de la seguridad nacional.

Sería ingenuo pensar que no se registraron colusión y negligencia en lo ocurrido. De otra manera no se explica la fuga de quien debió ser el reo mejor vigilado en todo el país. Esa investigación ameritará a su vez revelar al público la información necesaria para dar credibilidad al resultado. Por ejemplo, ¿qué medidas se habían tomado para evitar el escape? ¿Tenía vigilancia personal las 24 horas? ¿Revisión paulatina de todos los espacios en los que el prisionero pasaba? ¿Quizá algún dispositivo electrónico para cerciorarse de su ubicación?

Bajo Reserva Periodistas El UNIVERSAL 

Preocupación en París

En París, en la víspera de iniciar la visita de Estado del presidente Enrique Peña Nieto a Francia, el grupo más compacto del jefe del Ejecutivo mexicano prácticamente había entrado en shock. Mientras que el mandatario daba un mensaje a la prensa en torno a la fuga de Joaquín El Chapo Guzmán, observaban desencajados el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, el jefe de la Oficina de la Presidencia, Aurelio Nuño, y el vocero Eduardo Sánchez, además veían con atención, preocupación, el secretario auxiliar del presidente, Jorge Corona, y el coordinador de asesores del presidente, Francisco Guzmán. Al concluir el mensaje de cinco minutos, todos caminaron detrás de Peña Nieto, serios, callados, preocupados.

Un daño sobre otro

A nadie en el equipo cercano del presidente Enrique Peña Nieto le pasó por la cabeza minimizar el duro revés que significa la fuga de Joaquín El Chapo Guzmán. Sin embargo, consideraban fuera de lugar las voces que exigían que el mandatario suspendiera su visita de Estado a Francia para regresar a atender el tema. Aseguran que dado el alto honor que representa esta invitación en una fecha tan señalada para los franceses, así como el número de acuerdos que se tiene planeado firmar, una cancelación sería sumar un daño al daño que causó la fuga. El hecho de estar en Europa no impide que el presidente no esté enterado en tiempo real de los trabajos para recapturar al capo y a quienes, dentro y fuera del gobierno, le ayudaron a escapar del penal de “máxima seguridad”

Los campeones de las multas

Contrario a su costumbre, en la fiscalización de campañas 2015 el PRD dejó de ser el campeón de las multas por irregularidades en sus cuentas, pues el PVEM lo desplazó. Pero los perredistas festejaron por adelantado. Carlos Navarrete y sus voceros emitieron comunicado para festejar que su partido fue “el partido de izquierda con menor sanción”, en alusión a Morena, Movimiento Ciudadano y PT que en la fiscalización de la elección federal y 9 entidades le ganaron. Sin embargo, nadie le avisó al PRD que aún había pendientes, así que en el segundo paquete de multas aprobadas ayer por la Comisión de Fiscalización del Instituto Nacional Electoral sobre otras 7 entidades, el PRD se “recuperó” como el puntero de la izquierda… en multas, con un monto de 38.9 millones de pesos. Los campeones supremos fueron PVEM, PAN (que desbancó a PRD y PRI) en segundo lugar y el PRD tercero.

JACQUELINE PESCHARD, "¿Un día sin Ejército?"

Parafraseando el título de la película, Un día sin mexicanos, el general Cienfuegos, secretario de Defensa, reivindicó el papel que hoy juegan las Fuerzas Armadas, llamando a imaginar qué sucedería en México con “un día sin Ejército”

Parafraseando el título de la película, Un día sin mexicanos, el general Cienfuegos, secretario de Defensa, reivindicó el papel que hoy juegan las Fuerzas Armadas, llamando a imaginar qué sucedería en México con “un día sin Ejército”. La referencia cobra especial relevancia ahora que una vez más El Chapo Guzmán ha burlado el control de la cárcel de alta seguridad del Altiplano.

Es muy raro que el secretario de la Defensa otorgue sendas entrevistas a periódicos nacionales y a un programa de televisión, como lo hizo en días pasados, para establecer posturas concretas sobre un tema central de nuestra agenda pública, como el de seguridad. Con ello, el general Cienfuegos dejó de lado su carácter discreto dentro del gabinete presidencial para adoptar un papel activo de figura política y eso no es frecuente.

¿Cómo explicar políticamente las recientes apariciones públicas de Cienfuegos en las que ha abordado los problemas de la seguridad pública en los que las Fuerzas Armadas han estado participando? Cienfuegos apuntó que durante la presente administración, el Ejército ha sufrido 932 agresiones de grupos armados que le han costado la vida de 44 militares, si bien se ha logrado desarticular a grandes cárteles del crimen organizado.

GABRIEL GUERRA, Fuga en Mi menor

Los escapes de prisión están hechos para la literatura, para el cine. Desde que tengo memoria, las historias reales o ficticias inspiradas por dichas aventuras son materia de leyenda, de mito urbano, de fascinación colectiva. Desde el Conde de Montecristo o Papillon, el escape de Alcatraz o la mucho más reciente de los dos asesinos que escaparon de una cárcel en Nueva York, estas historias tienen una capacidad única para capturar la imaginación del espectador.

En esta colección literaria, fílmica y periodística, El Chapo Guzmán ocupa un lugar muy especial. Sus dos fugas de prisión superan a la imaginación más creativa, más desbocada. El carrito de lavandería, el túnel hecho a la medida, serían increíbles de no ser porque son ciertos.

El que un preso en México logre evadir a sus captores no es precisamente novedad, pero que el criminal más buscado logre hacerlo dos veces de una cárcel de las así llamadas de máxima seguridad parece un chiste cruel, de esos que sólo suceden o se cuentan en nuestro país.

La tentación fácil, en la que ya han caído muchos en el análisis y el juicio de botepronto, es culpar al gobierno, al partido en el poder, al Presidente en turno. Un tanto absurda la conclusión, que no aguanta un análisis mínimamente objetivo y racional. A nadie en las altas esferas del gobierno conviene algo que no sólo es una vergüenza nacional e internacional, sino que menoscaba todas las acciones realizadas hasta ahora de combate al crimen organizado. Vaya, hasta por sentido común resulta absurdo pensar que un mismo gobierno lo podría capturar para luego dejar escapar.

LEONARDO CURZIO, La trompetilla

En México tenemos la extraña costumbre de meternos en espirales interminables. Buena parte de los conflictos recientes no se solucionan porque todos los actores se involucran en una especie de remolino propio de una familia disfuncional. Las demandas y las respuestas nunca son vertebradas porque los que demandan no quieren solución verdadera y los que atienden caen en esa lógica perversa de prolongar indefinidamente el ciclo protestas-movilizaciones-soluciones a medias-treguas y luego de nuevo movilizaciones. Con los temas electorales así ha ocurrido. Tratar de convencer a los que desconfían es inútil porque, hágase lo que haga, siempre tendrán un nuevo elemento para impugnar y a pesar de los avances decir que el sistema es el mismo que en los 80 y sin embargo una y otra vez participan. 

Así entramos a la espiral de la desconfianza y de la justificación de las derrotas electorales. El que gana nunca gana bien y el que pierde siempre esgrime el fraude para descargarse de su responsabilidad de opositor. Es más fácil condenar como párroco que cogobernar limitando abusos. Sin embargo, el país ha funcionado en la línea del desacato porque nadie se ha atrevido a cruzarla. No lo hizo Cárdenas (que razón hubiese tenido en hacerlo) ni López Obrador, quien en su habitual zigzagueo, bloqueó Reforma y después recorrió el país pidiendo perdón por lo hecho. Con el magisterio ocurría algo semejante. El taimado juego consistía en seguir un guión que iniciaba todos los meses de mayo con una movilización y concluía pocos días antes del 15 con la milagrosa desaparición de los maestros. El juego era muy conocido y se resolvía siempre con dinero.

MAITE AZUELA, Intentan asfixiar candidaturas independientes

Si revisamos las reformas electorales locales, desde que se realizaron para integrar requisitos de registro de candidatos independientes, podemos detectar que la mano de ciertos gobernadores temerosos de la figura se vio plasmada en las decisiones de sus Congresos.

Como ejemplo de entidades que desde el inicio limitaron la posibilidad de que emergieran candidatos sin partido político, tenemos el caso de Puebla, cuya reforma constitucional en 2013 determinó que cualquier aspirante a ser candidato independiente requería al menos 3 por ciento de firmas de la lista nominal como respaldo para obtener el registro. El porcentaje aplica parejo para candidaturas locales, presidentes municipales y gobernador, lo que implica que un candidato independiente que pretenda competir para la gubernatura requiere juntar 131 mil firmas aproximadamente. El acoso que el gobierno de Moreno Valle realizó contra quienes pretendieron ser independientes, dejó huella para que se la piensen dos veces en el próximo proceso.

Lo mismo sucede con el Estado de México que con el 3 por ciento requerido, obliga a que un ciudadano sin partido que desea ser candidato a gobernador tenga que integrar alrededor de 221 mil firmas para obtener su registro. En contraste, Sinaloa estableció el 2 por ciento de firmas de la lista nominal para candidatos independientes a la gubernatura, lo que implica juntar poco más de 40 mil firmas. Para quienes pensamos que el 3 por ciento es un requisito sumamente alto habrá quien ponga como contrargumento el hecho de que Jaime Rodríguez Calderón El Bronco consiguió sin problema ese porcentaje, ya que, junto poco más de las 107 mil firmas que requería en Nuevo León para ser candidato a gobernador. Sin embargo, quienes visualizamos esta figura como un espacio que debería ser accesible para ciudadanos no militantes que no cuentan con el apoyo de un aparato de gobierno o de grupos políticos que militan en un partido, el 3 por ciento está cuesta arriba.


Frentes Políticos

I.Imperdonable. Desde París, Francia, el presidente Enrique Peña Nieto calificó la fuga de Joaquín El Chapo Guzmán como un hecho muy lamentable que ha indignado y consternado a la sociedad mexicana, pues representa indudablemente una afrenta para el Estado Mexicano. “Confío en que las instituciones, particularmente las encargadas de seguridad Pública estén a la altura con la fortaleza y la determinación para reaprehender a este delincuente”, resaltó. Aquí saben que lo perdieron en un penal de alta seguridad y que recapturarlo en un retén carretero es misión casi imposible.

II.Osorio vuelve. Miguel Ángel Osorio Chong, titular de la Segob, suspendió su visita a Francia para regresar a México. Lo extraño no es que vuelva, sino que haya ido. ¿Quién se queda al frente del país cuando el Presidente y su secretario de Gobernación no están? Osorio volvió para encabezar, otra vez, la cacería contra el narcotraficante más poderoso de mundo, lo que se habría evitado con su extradición a EU. Ya ve, el entonces procurador Jesús Murillo Karam dijo que se lo entregaría cuando El Chapo cumpliera aquí 300 o 400 años de prisión. No, sólo pasó 504 días en El Altiplano, hasta el día en que lo agujereó. La fuga del capo de la droga es lo peor que pudo pasar en un momento tan delicado en la relación bilateral. México ni siquiera tiene un embajador en Washington.

III.Azoro en EU. Estados Unidos ofreció de nuevo ayuda y asistencia a México para recapturar al narcotraficante El Chapo Guzmán. Loretta Lynch, fiscal general estadunidense, afirmó que el gobierno de Estados Unidos está dispuesto a trabajar con “nuestros socios mexicanos para ofrecer cualquier tipo de asistencia que pueda ayudar a lograr una rápida captura”, dijo, y agregó que la administración estadunidense comparte la preocupación de México con respecto a la fuga. El Chapo también se la debe a EU. Peter Bensinger, extitular de la DEA, se dijo impactado tras enterarse de la fuga. Y lo lamentó. Debió llegar a una cárcel estadunidense. Lo dijimos muchas veces. 

Pascal Beltrán del Río, Los túneles del Chapo

Desde los tiempos de la Guerra Civil estadunidense, se han documentado decenas de intentos de evadirse de prisión mediante túneles. En febrero de 1864, un centenar de soldados unionistas escaparon de su reclusión en la cárcel de Libby, Virginia, luego de cavar un túnel de 15 metros que emergía en una bodega. En marzo de 1944, durante la Segunda Guerra Mundial, 76 prisioneros de los nazis se fugaron de la prisión de Stalag Luft III, historia que dio pie a la película El gran escape (1963).

El 26 de abril de 1976, el narcotraficante de origen cubano Alberto Sicilia Falcón —considerado maestro de los narcos mexicanos actuales— escapó de la cárcel de Lecumberri a través de un túnel, para llegar a un área menos vigilada, donde lo esperaba un helicóptero. Podría citar más casos, pero basten esos para decir que la fuga mediante túneles no es nada nuevo y debería ser una posibilidad monitoreada siempre.

Decir eso no significa hacer a un lado la sorpresa —o más bien el estupor— que sentí cuando, la madrugada de ayer, fui informado de la nueva fuga de Joaquín El Chapo Guzmán, a través de un sofisticado túnel de más de un kilómetro.

Pero los responsables de mantener detenido al líder del cártel del Pacífico —ahora sí podemos asumir que es el líder y no una simple figura decorativa, como afirmaron por años distintos voceros del área de seguridad— no tienen derecho a decirse sorprendidos. A ellos, sólo les queda la vergüenza de no haber hecho bien su trabajo.

Enrique Aranda, Indignante invasión 

Otra vez, Joaquín El Chapo Guzmán Loera volvió a afrentar al Estado mexicano y, entre otras muchas cosas, a exhibir la debilidad institucional, a evidenciar la incapacidad y la falta de profesionalismo de los cuerpos de seguridad e, igualmente, la enraizada corrupción que caracteriza a nuestro sistema penitenciario y de justicia… otra vez, México volvió a ser referente, ¡un mal referente!, a nivel global.
Apenas confirmada, la madrugada del domingo, la segunda fuga, del penal de máxima seguridad del Altiplano ahora, del peligroso capo, la indignación y justificada vergüenza ciudadanas alcanzaron niveles difíciles de predecir. No es poco, sin duda, lo que ayer en materia de credibilidad y confianza ciudadana, perdió el gobierno.

Más pronto de lo que pudiera haberse pensado, la gente recordó cómo, la noche del 19 de enero de 2001, en los albores del gobierno de Vicente Fox, el capo del cártel de Sinaloa abandonó (literalmente) “caminando” —escondido en un carrito de lavandería— el penal jalisciense de  Puente Grande, también de máxima seguridad… y comparó con lo ocurrido ayer cuando, según la versión de Monte Alejandro Rubido, se evadió a través de un túnel de más de 1.5 kilómetros de largo, construido —bajo la regadera en que solía bañarse— a diez metros de profundidad, por un número indeterminado de albañiles y durante, al menos, un año.

Víctor Beltri, Imperdonable

Joaquín Guzmán consiguió escapar por segunda vez de un centro penitenciario de alta seguridad en un escenario de película: un túnel sofisticado que unía un baño de la prisión con una construcción. Efectivamente, la segunda fuga de Joaquín Guzmán es imperdonable. Por muchas razones, pero la principal es que era evidente que Guzmán no se resignaría a permanecer en presidio, sobre todo ante la amenaza de una posible extradición: si ya lo había conseguido anteriormente, no era sino lógico que lo intentara de nuevo. Y lo logró.

Joaquín Guzmán consiguió escapar por segunda vez de un centro penitenciario de alta seguridad en un escenario de película: un túnel sofisticado que unía un baño de la prisión con una construcción a mil quinientos metros de distancia. Tanques de oxígeno, una motocicleta sobre rieles, respiraderos. Era imposible, realmente, que nadie se hubiera dado cuenta, que nadie escuchara las obras, que nadie viera por dónde salían las toneladas de tierra. No es sólo una cuestión de recursos, audacia o de la indudable inteligencia de Guzmán, sino que es claro que para lograrlo tuvo que contar con el contubernio de algunas —muchas— autoridades, tanto al interior del reclusorio como en los gobiernos locales y las fuerzas de seguridad en todos los niveles. Y eso precisamente, la corrupción que parece ser el signo de los tiempos, es lo que le da sentido, peso y contundencia al adjetivo elegido, con tan buen tino, por el Presidente.

Jorge Fernández Menéndez, La fuga de confianza y la credibilidad

No puede ser que a 14 años de su primera fuga, El Chapo se vuelva a escapar. Si hace un año y 139 días el presidente Peña había sido despertado en la madrugada para anunciarle que, por fin, casi 13 años después de que se fugara del penal de Puente Grande, Joaquín El Chapo Guzmán había sido capturado en Mazatlán, en la medianoche del sábado, poco antes de hacer escala en el aeropuerto de Gander, en la isla de Terranova, rumbo a París, el Presidente recibía una llamada que enturbia el futuro de su administración: era informado de que, por segunda ocasión, el narcotraficante más importante de México y del mundo, el hombre que se había dicho desde febrero del 2014 que no era necesario extraditarlo a Estados Unidos porque se habían tomado todas las medidas necesarias para que no volviera a fugarse, había desaparecido de su celda en el penal de máxima seguridad del Altiplano.

Esa llamada abrió la más profunda y grave crisis política que ha vivido la administración Peña. Decimos bien: crisis política, no una crisis coyuntural ni siquiera de seguridad.

El desafío obviamente no es sólo atacar la situación, buscar responsables, descubrir qué custodios u otros funcionarios de la prisión (y de la zona aledaña) trabajaban en realidad para El Chapo Guzmán, sino realizar los cambios profundos que se requieren en la seguridad del país y que no se efectuaron después de la primera fuga de El Chapo y tampoco en los años posteriores, en algunos casos por desidia, en otros por falta de apoyo político, en muchas ocasiones porque se quiere enmascarar la situación que vive el país en este ámbito con medidas cosméticas que no van al fondo de la enfermedad. Apenas esta semana entrevistábamos al secretario de la Defensa, el general Salvador Cienfuegos que nos decía que el Ejército, las Fuerzas Armadas, realizan ya demasiadas funciones de seguridad interior, y que en estos terrenos “hay mandatos que se han dado y que no veo que avancen a la velocidad que, al menos nosotros, quisiéramos… si no tenemos policías ningún concepto (de seguridad) va a funcionar”. Los custodios son policías, los que deben vigilar el perímetro del penal o hacen inteligencia también.


Carlos Mota, El escape: la vergüenza internacional

Que el Foro Económico Mundial nos sitúe en el lugar número 140 de la tabla (entre 144 países evaluados en su Reporte de Competitividad Global 2014 - 2015) en materia de “crimen organizado” no es una casualidad. La fuga de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán lo corrobora, y ha puesto en ridículo al Gabinete de Seguridad del presidente Enrique Peña Nieto. El presidente tendrá que cesar a uno, dos, ¿cuántos integrantes de este gabinete?

Hubiese sido más digno que ‘El Chapo’ se fugara de nueva cuenta en otro carrito de lavandería, como la primera vez. Pero lo hizo con un elemento que ridiculiza a las instituciones: con infraestructura. 

Porque un túnel de 1.5 kms. en una cárcel de máxima seguridad es una verdadera burla a todo el sistema policial. Implica materias de tan alta especialidad como la gestión de proyectos; la mecánica de suelos; la administración del impacto sonoro al cavar en la vecindad de un penal; y un largo etcétera que necesariamente involucra una cadena de proveedores y aliados. Este túnel no se hizo con dos albañiles y un par de picos.

La fragilidad institucional de México en materia de política y seguridad es de la mayor magnitud. Este es un país donde las cosas funcionan en este terreno a pesar de las instituciones, y no gracias a ellas. De hecho, de los dos grandes conjuntos institucionales que tienen los países modernos, el de la política y la seguridad pública, por un lado; y el del ámbito económico, por otro, el segundo tiene un avance considerable, pero el primero nos arroja a un abismo constante del que no hemos podido emerger. 

Así, mientras el Banco de México o la Secretaría de Hacienda son pilares institucionales aplaudidos internacionalmente desde los noventa; la PGR, la Policía Federal o el sistema penitenciario son la bandera de nuestra vergüenza en el planeta.

Reuters reportó oportunamente ayer que el ex director de operaciones globales de la DEA en los Estados Unidos dijo que la fuga de ‘El Chapo’ representa “un golpe contundente a la administración del presidente Peña Nieto”. Prácticamente toda la prensa internacional destacó el desfiguro institucional de México ayer. Somos los culicagados del mundo durante el mes de julio.

Ernesto Ofarril, El mercado de Shanghái: ¿Cómo nos afecta?

En el mercado financiero global nos encontramos en el centro de la tormenta perfecta. Cuatro fenómenos coinciden: El problema de Grecia, que parece mejorar; el posible levantamiento de las sanciones de Irán que implicaría el regreso de este productor al mercado del petróleo; la amenaza de una próxima alza de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal, y el crack del mercado accionario chino.

En todas las crisis financieras hay tres culpables: los inversionistas; la autoridad y por último, los intermediarios, que junto con los primeros son afectados por su propia ambición.



El segundo mercado más grande del mundo es el mercado bursátil chino. La bolsa de Shanghái tiene listadas más de 2,600 emisoras y cuenta con 90 millones de inversionistas. Su valor de capitalización en el tope superó los 3 billones de dólares. En el último mes ha registrado un ajuste del 30%, lo que se encuadra perfectamente en la definición de un crack. ¿Cómo nos afecta?

Después del ciclo de largo plazo anterior que tuvo sus máximos en el 2008 y terminó con los niveles mínimos registrados en junio del 2014, en los últimos 12 meses observó un rally alcista impresionante del 150%, hasta principios del mes anterior. Esta fase también se ajusta perfectamente a la definición de boom.



En un boom accionario los precios tienden a subir aceleradamente, con una fuerte participación de la sociedad, y un volumen creciente de operaciones. Otra característica infalible es la presencia de crédito desmedido. Los inversionistas chinos compraron acciones en forma apalancada, mediante lo que se llama crédito de margen. Esto infla los precios de las acciones y va generando un fenómeno de euforia colectiva.

Una característica adicional es el exagerado nivel que alcanzan los precios de las acciones. El múltiplo Precio/ Utilidad promedio de las acciones alcanzó 60 veces, mientras que en Europa y en Estados Unidos este parámetro se ubica en un rango entre 15 a 20 veces.

Enrique Quintana, La fuga de ‘El Chapo’ como metáfora

Era el sábado 22 de febrero de 2014. Una noticia sacudió al país: ‘El Chapo Guzmán’, el narcotraficante más buscado de México y uno de los más buscados del mundo, había sido capturado en Sinaloa.

El gobierno de Felipe Calderón, pese a su combate frontal a las bandas delictivas, no había podido capturarlo. Y al gobierno de Fox se le había escapado de un penal de alta seguridad.

El gobierno de Peña tenía alrededor de 15 meses de gestión cuando logró la recaptura de Guzmán y también entonces entraba al proceso de concretar toda una serie de reformas que gobiernos previos del PAN y del PRI habían intentado infructuosamente.

Capturar a uno de los grandes capos, que se había vuelto leyenda, era otra muestra de sus capacidades de realización.

Su captura fue una metáfora.

Desconozco si en febrero de 2014, Guzmán seguía teniendo el poder que una vez tuvo como cabeza del ‘Cártel de Sinaloa’. Pero su nombre seguía pesando enormemente como símbolo del poder corruptor del narco.



Inevitablemente, su reciente fuga, más allá de las implicaciones prácticas que pueda tener, es, como lo refirió el propio presidente Peña, una afrenta al Estado.

Hay que verlo como el recordatorio de que los logros alcanzados en años anteriores no son irreversibles.

Así como su captura fue una hazaña, debió hacerse el trabajo anónimo, meticuloso, muchas veces invisible, de asegurar su permanencia en prisión y el que los procesos que se le seguían fueran sólidos.

Obviamente, hubo quien no hizo ese trabajo.

Y digo que la fuga de ‘El Chapo’ es una metáfora, porque el riesgo de que otros logros se reviertan existe.

No hay reforma estructural que no haya afectado intereses. Y los actores sociales que resultaron perjudicados no se han quedado con los brazos cruzados.

El ejemplo más obvio es el de la reforma educativa y el desafío de la CNTE al Estado mexicano.

En este ámbito también hay quien no hizo su trabajo.

Jonathan Ruiz, El Chapo contra 
el petróleo

Ya nos pasó una vez. El Mexico’s Moment estaba en apogeo y la violencia criminal cambió la agenda hace casi un año.

Esta semana el público tiene dos cosas de qué hablar acerca de México: la histórica y relevante apertura petrolera escenificada por el presidente de la CNH, Juan Carlos Zepeda o el escape de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán.

Comparemos los atractivos de ambas historias:

Uno. El gobierno licitará 14 bloques geográficos este miércoles para que empresas privadas produzcan hidrocarburos en territorio marítimo nacional.

Uno. El Chapo escapó de una cárcel de máxima seguridad.

Dos. Representantes de más de 20 empresas entrarán a un recinto cuya dirección el estado no ha revelado (informalmente trascendió que sería el auditorio de Nafin en Plaza Inn de Avenida Insurgentes Sur) y ahí depositarán una oferta por cada bloque.

Dos. De acuerdo con lo informado por el gobierno, El Chapo salió por un túnel de 1.5 kilómetros de longitud y 1.7 metros de altura. Evidentemente no quería salir a rastras.



Tres. Las empresas introducirán un sobre sellado y cerrado previamente por la autoridad en cada una de las 14 urnas que individualmente representarán un bloque. El sobre puede contener una oferta económica o una disculpa por desinterés por participar. Abrirán los sobres de cada urna a ritmo de dos bloques por hora, si todo sale bien.

Tres. El Chapo se fugó cuando el presidente Peña Nieto y sus más cercanos colaboradores viajaron a Francia en una oportunidad de mostrar lo bien que va México después del caso Florence Cassez, que allá fue escándalo.

Cuatro. El gobierno considerará un éxito licitar un tercio o la mitad de los bloques.



Cuatro. Funcionarios del gobierno consideraron un éxito la aprehensión de El Chapo y como una afrenta su escape.

Hasta ahí. Ambas historias son relevantes. 

El problema está en que confluyen justamente cuando México quería gritar nuevamente el gran momento económico que, se supone, está por venir. La mala fortuna. Una vez más lo peor del país surge cuando queremos mostrar lo mejor.

Es como hacer mole a mano, hacer fiesta en casa y que la oveja negra llegue intoxicado justo cuando la mesa está puesta y llena de gente.

El canciller Meade apuesta al evento del miércoles para cambiar el tema de conversación en torno a este país que come barbacoa los domingos. Eso luce difícil.


Julio Hernández López, Astillero; Ingeniería política

Fue un preciso golpe de ingeniería política: Enrique Peña Nieto había abandonado el país (es decir, viajaba rumbo a Francia, acompañado de su círculo íntimo e invitados especiales de gorrita tricolor) y volaba, volaba, mientras en tierra excavada el topo Joaquín Guzmán Loera (y lo es, por segunda ocasión) se declaraba en libertad, ya no mediante trucos de película barata, como aquel carrito de lavandería en el que salió de Puente Grande en tiempos del primer libertador, ahora ya confesamente motero, Vicente Fox, sino ahora, símbolo de la grandeza proclamada por doquier por el Primer Consternado del País, mediante un artificio tecnológico vulgarmente conocido como túnel, cuya principal característica deslumbrante no está en lo eficaz cuanto en lo silencioso, lo discreto, lo inadvertido en tiempos de tanto gasto público en espionajes varios, sin que nadie se diera cuenta en ese penal de presunta máxima seguridad (del Puente Grande, convertido en Puerta Grande, al Altiplano vuelto menú de excarcelaciones bajo plano) ni en el santuario del peñismo que es el estado de México, donde nadie se entera de escapes, feminicidios y saqueos marca OHL.

Suspenso, intrigas y traiciones en el cuadro escénico dominado por las construcciones en entredicho: hoy el túnel bien armado, con servicio individual de transporte, envidia de la línea 12 y sus vergüenzas, pero antes las Casas Blancas facilitadas por contratistas agradecidos y las concesiones de grandes obras a infladores de presupuestos para pagar favores a políticos (Higa y OHL, ejemplos de escándalo, pero ni remotamente los únicos). Sale en libertad bajo tierra el ya mítico jefe del narcotráfico que ha financiado campañas electorales a gobiernos que luego lo han protegido. No le alcanzará la garra igualmente viscosa de jueces y agentes estadunidenses que pretendían una extradición que el siniestro Jesús Murillo Karam denegó con presunta habilidad jurídica, que incluso invocaba la defensa de la soberanía mexicana para mantener en sus centros de “readaptación” social al preso número Uno que los gringos suponían con fundada razón podría fugarse, o darse por fugado, de las cómplices manos mexicanas. Pasadas las elecciones y prestado un servicio escenográfico “exitoso”: ¿ Chapo, nada me debes; Chapo, estamos en paz?

Enrique Galván Ochoa, Dinero; Chapo en fuga: podría activar la economía

Haiga sido como haiga sido, para don Joaquín este día 13 es de buena suerte. En algún lugar del planeta vuelve a respirar oxígeno de libertad. A otros capos el gobierno mexicano los extradita a Estados Unidos, mas no a él. Paradójicamente, su libertad cobró ya su primera víctima: el gobierno del presidente Peña Nieto. Lo convirtió en ludibrio universal. De paso hizo talco el Sistema Nacional Anticorrupción, apenas nacido. Y en otro país que fuéramos, hoy debería presentar su renuncia la procuradora general de Televisa, digo de la República, Arely Gómez González, hermana del vicepresidente de noticias de la televisora, Leopoldo Gómez.

Reverberaciones

¿Qué puede haber de positivo en la fuga del sinaloense? Nada, por supuesto. Sin embargo, tendrá efectos en varias áreas. En los útimos meses algunos narcoterritorios se salieron totalmente de control. Tamaulipas, por ejemplo. El Chapo tiene fama de ser ejecutor efectivo cuando se trata de eliminar a sus enemigos. Podría ayudar a pacificar esos territorios, donde el gobierno ha fracasado. Inclusive, el sector privado resultaría beneficiado porque algunas compañías importantes han sufrido daños en su patrimonio. Por otro lado, es el jefe de una organización exportadora de droga que funcionó –hasta donde se conoce– con eficacia. El desplome de los precios del petróleo ha conducido a una espectacular devaluación de la moneda (24 por ciento). El Chapo puede originar un importante ingreso de divisas, no sólo de dólares. Su grupo ya opera, u operaba, en diversos territorios. Por último, mas no al último, el priísmo ha ganado un activo (activísimo) importante. Un capo a quien se identificaba como protegido del panismo (escapó con Fox y prosperó con Calderón) al parecer ya cambió de imagen: del azul al tricolor.

La fuga anunciada

¿Por qué debería irse la procuradora? Al parecer un hijo del capo vino anunciando en Twitter lo que sucedería. Y, por lo visto, la procuraduría no le prestó atención. O tal vez sí, pero por alguna razón no quiso actuar. El supuesto hijo, Iván Archivaldo Guzmán, desde el buzón @IvanArchivaldo, habría escrito los siguientes tuits:

8 de mayo de 2015.

“No miento, he llorado, pero es de hombres, y ahora va la mía. Traigo gente armada y les prometo que el general pronto estará de regreso.”

Y un tuit de otro hijo, Alfredo Guzmán, buzón @_AlfredoGuzman_

12 de julio de 2015.

“A mi apá, nomás le pega la gana y se fuga de la prisión.”

Carlos Fernández-Vega, México SA; Chapo 2-gobierno 0

“Sería imperdonable…”, declaraba ufano el inquilino de Los Pinos tras la recaptura de El Chapo, el 22 de febrero de 2014. Bien, pero ¿qué “sería imperdonable”? Simple: que el capo de nueva cuenta se fugara… y se fugó, lo que constituye un bombazo en la de por sí endeble línea de flotación del gobierno peñanietista. Entonces, ya no se trata de un recurso retórico en tiempo pasado, sino de una realidad y una patada en el centro de las cuestiones en tiempo presente que ha puesto a parir al régimen. ¿A quién le pasará la factura? ¿Quién será el chivo expiatorio en esta ocasión?

Lo mejor del caso es que apenas unos días atrás otro inquilino, el de Bucareli, presumía “avances significativos en materia de seguridad” –y un elemento fundamental de ella es mantener recluidos a los elementos más dañinos para la sociedad–, aunque, por si alguien dudara, la segunda fuga del sinaloense confirma exactamente lo contrario. Y de cereza, Enrique Peña Nieto dice que tal escape es “una afrenta para el Estado mexicano” (léase vergüenza y deshonor”… “imperdonable”, pues), aunque no lo suficientemente grave ni urgente como para dejar el jolgorio francés –donde se encuentra el gabinete completo y algunos más– y regresar a México, que para eso tiene a Miguel Ángel Osorio Chong, a quien se le atragantó el coñac.

Resulta increíble que en una cárcel de (ex) máxima seguridad absolutamente nadie “se diera cuenta” del plan de escape, sobre todo por la dimensión de la obra, los recursos de ingeniería civil involucrados y el largo tiempo que consumió su edificación (se estima que no menos de cinco meses), porque ahora Joaquín Guzmán Loera no se fugó en un camión de limpieza, sino a través de un túnel de 1.7 metros de altura, diez de profundidad y un kilómetro y medio de largo que conectó a la celda de El Chapo con su libertad. Para dar una idea, se trata de una distancia similar a la existente entre la esquina que conforman Paseo de la Reforma y Avenida Juárez, y el Palacio Nacional en la ciudad de México. Y por si fuera poco, el extremo del túnel por donde salió el capo se encuentra a menos de 500 metros de un regimiento de la 22 zona militar en la comunidad de Santa Juana, en Almoloya de Juárez.

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